Por qué el suelo pélvico es la clave de tu recuperación postparto
Después del parto, muchas mujeres se enfocan en recuperar su abdomen o bajar los kilos del embarazo, pero hay una parte del cuerpo que suele quedar olvidada y que es la base de toda recuperación postparto: el suelo pélvico.
Este conjunto de músculos sostiene los órganos internos (vejiga, útero y recto) y juega un papel fundamental en tu postura, tu fuerza, tu estabilidad y tu bienestar íntimo.
Cuidarlo y fortalecerlo correctamente puede transformar por completo cómo te sentís física y emocionalmente en esta etapa.
Qué es exactamente el suelo pélvico
El suelo pélvico es un grupo de músculos y tejidos que se ubican en la base de la pelvis, formando una especie de “hamaca” que sostiene los órganos pélvicos.
Durante el embarazo y el parto, estos músculos se estiran, sostienen mucho peso y pueden debilitarse o lesionarse.
Por eso, el suelo pélvico necesita rehabilitación igual que cualquier otro músculo del cuerpo después de un esfuerzo intenso.
Ignorarlo puede generar síntomas que muchas mamás consideran “normales”, pero que no deberían serlo.
Señales de que tu suelo pélvico necesita atención
Si te sentís identificada con alguna de estas situaciones, tu suelo pélvico puede estar pidiendo ayuda:
Escapes de orina al reír, toser o saltar.
Sensación de peso o presión en la zona baja.
Dolor lumbar o molestias pélvicas.
Dificultad para activar el abdomen o cerrar la diástasis.
Dolor o incomodidad durante las relaciones sexuales.
Estos son signos comunes de un suelo pélvico debilitado, pero la buena noticia es que sí se puede recuperar con ejercicios y acompañamiento adecuados.
Por qué fortalecer el suelo pélvico es la base de todo
Un suelo pélvico fuerte y funcional no solo previene molestias, sino que es el punto de partida para reconstruir tu fuerza postparto.
Cada vez que respirás, te movés o levantás algo, este conjunto de músculos trabaja junto a tu abdomen y tu espalda.
Fortalecerlo correctamente te ayuda a:
Recuperar el control del abdomen y cerrar la diástasis.
Mejorar la postura y la estabilidad corporal.
Evitar pérdidas de orina o prolapsos.
Tener relaciones sexuales más placenteras.
Sentirte más segura y conectada con tu cuerpo.
El suelo pélvico es literalmente la base del core, y entrenarlo debería ser el primer paso en cualquier programa postparto.
Ejercicios simples para comenzar a reconectar con tu suelo pélvico
Antes de pensar en fuerza, es importante aprender a sentir y activar esta zona.
Probá estos ejercicios sencillos en casa:
1. Respiración consciente
Sentate cómoda y apoyá una mano en el abdomen y otra en el pecho.
Inhalá expandiendo suavemente las costillas; exhalá sintiendo cómo tu abdomen y tu suelo pélvico se activan suavemente hacia adentro.
2. Contracción y relajación
Imaginá que querés detener el flujo de orina (solo como referencia, no lo hagas realmente).
Activá y sostené esa contracción por 3 segundos, luego soltá completamente.
Repetí 10 veces con calma, respirando naturalmente.
3. Coordinación con la respiración
Inhalá y relajá el suelo pélvico, exhalá y activalo.
Este trabajo coordinado mejora la conexión entre respiración, abdomen y pelvis.
⚠️ Si sentís dolor, presión o no lográs identificar la activación, es importante consultar con una fisioterapeuta de suelo pélvico o una entrenadora postparto especializada.
Cómo saber si estás lista para avanzar en tu entrenamiento postparto
Antes de hacer ejercicios más intensos, asegurate de que tu suelo pélvico pueda sostener la presión del movimiento sin síntomas.
Al entrenar, prestá atención a estas señales:
No sentir abultamiento en el abdomen.
No tener escapes de orina ni presión vaginal.
Mantener buena respiración durante el esfuerzo.
Si todo está en equilibrio, estás lista para progresar hacia un entrenamiento más funcional y completo.
Tu recuperación empieza desde adentro
Recuperarte del postparto no se trata solo de tonificar el cuerpo, sino de reconstruir tu base física y emocional.
El suelo pélvico es el centro de esa base: es donde empieza tu fuerza, tu estabilidad y tu bienestar.
Dedicarle tiempo a esta zona no solo mejora tu cuerpo, sino tu confianza, tu energía y tu conexión contigo misma.
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